Mi vida en Teresa Pàmies

escrito el 14 de marzo de 2012

Temas: vivencias | 3 comentarios

 

El título les puede llevar a un equívoco, en mi vida no se ha cruzado Teresa en persona, que yo sepa. Ayer murió, y hoy he ido conectando sucesos.

 

Para empezar, Teresa Pàmies era la escritora más conocida de mi barrio —l’Esquerra de l’Eixample, Barcelona—, y por esta razón desde la asociación de vecinas y vecinos —en la que participo de manera más o menos regular— pedimos al ayuntamiento que el nuevo centro cultural que construyó en la calle Urgell llevara su nombre. Costó mucho, pero finalmente el edificio lleva por nombre «Centre cultural Teresa Pàmies». Por razones de salud no pudo inaugurarlo ella misma. [Nota del ayuntamiento sobre la inauguración]

 

Me iré atrás, muchos años atrás, sobre mis tiernos 12 meses de vida. Mis padres buscaron en el barrio donde se compraron su piso una guardería para “aparcarme” mientras trabajaban, al tiempo que mi educación y socialización empezaba a caminar. Esa guardería —Escola Bressol o Llar d’Infants en catalán— resultó ser «El Roure», una cooperativa de padres y profesores en la calle Mallorca. Esta guardería se convirtió en pública —Escola Bressol Municipal El Roure— con el paso del tiempo, y justo este curso ha empezado en una nueva localización, en el Centre cultural Teresa Pàmies.

 

Hacemos un salto hasta mis 9 o 10 años, me pasé un verano devorando libros en la biblioteca de mi barrio —entonces solo había una—, me leía dos o tres libros en una mañana y me llevaba uno o dos más para leer por la tarde en casa, rápidamente me ventilé los libros de la sección infantil —era la biblioteca Lola Anglada, especializada en literatura infantil— y empezé con los libros para «adultos».  Esa biblioteca —ahora con otro nombre y especialización— se mudó al nuevo Centre cultural Teresa Pàmies.

 

Y mirad si es poética la vida, que he acabado trabajando entre libros, he montado una editorial con una amiga y me mudé a escasos 300 metros del centro cultural pocos días antes de su inauguración.


Los créditos de un eBook, dónde ponerlos

escrito el 7 de marzo de 2012

Temas: libro electrónico | 10 comentarios

 

Aunque parezca una cuestión menor o de baja importancia —incluso algunos me dirán que por qué me preocupo por semejantes tonterías— los créditos de un libro tienen un lugar. Están en algún lugar, y por una razón.

Pero para empezar a hablar con un mínimo de propiedad —eso que tanto escasea en la blogosfera editorial— debemos analizar varios aspectos diferenciales entre un libro en papel y un libro electrónico. Lo que nos importa para esta cuestión es la jerarquía de las páginas. En un libro en papel encuadernado —obviamos que impreso por las dos caras de cada hoja— tenemos unas páginas “fuertes” y otras “débiles”. Las “fuertes” son las páginas impares, aquellas que vemos primero cuando abrimos el libro de forma natural. Por esta razón todos los libros empiezan por la página impar, todo lo importante está en una página impar, incluso —si no hay restricciones de uso de papel— los capítulos, portadillas y partes están o empiezan siempre en una página impar. Por el otro lado tenemos las páginas pares, que quedan en un segundo término y realmente son casi invisibles si las tratamos como unidad.

Por esta razón los créditos de un libro están en una página par, normalmente en la página anterior a la primera portadilla —o portada interior—, es decir, la página 4 o 6 —insisto, normalmente— según el número de páginas de cortesía.

 

A nadie se le escapa que el título habla de libros electrónicos. Tampoco se le escapa a nadie que hablar de páginas en un libro electrónico es un tema “complicado”. Y menos aún que hablar de páginas “débiles” y “fuertes” en un libro electrónico es simplemente un sinsentido.

En un libro electrónico desaparece la jerarquía de páginas, simplemente cobra más importancia lo que está al principio del libro y tiene menos lo que está al final. Por lo tanto si ponemos los créditos siguiendo la lógica del libro impreso —a doble cara y encuadernado— les estaremos dando una importancia y una relevancia que no tienen —ni deben tener—. De hecho se puede establecer un paralelismo claro con los productos audiovisuales.

Por lo tanto solo nos queda relegarlo al final del libro, ya sea antes o después de las “notas al pie” o referencias —yo prefiero antes, tengo mis razones—. Y eso provoca que para asegurar su visibilidad a aquellos que miran los créditos —no nos engañemos, solo lo hacemos los que trabajamos en el sector— tengamos que referenciarlos en el índice o tabla de contenidos.

 

Para otra ocasión dejo el lugar que deben tener los posibles índices —si están integrados en el contenido, como pide Amazon— y otras cuestiones relacionadas —si queréis que analice algun aspecto más de este tipo no dejéis de pedirlo en los comentarios—.

 

En resumen: los créditos al final y enlazados en la tabla de contenidos.