Mi primera Feria del libro de Madrid

escrito el 4 de junio de 2012

Temas: editorial 

 

Ayer volví de pasar el fin de semana en la capital, con la intención de visitar la Feria del libro de Madrid, a la que nunca había asistido.

 

Yo me esperaba algo parecido a las mesas que el Día del libro y la rosa inundan las ramblas desde la avenida Diagonal hasta el monumento a Colón de Barcelona. Y eso no fue lo que encontré.

 

Para empezar encontré casetas más parecidas a la feria que montan en la gran vía de Barcelona cada navidad jugueterías y artesanos. La mayoría de ellas estaban ocupadas por editoriales, cosa que en Barcelona no puede ser (sólo pueden montar chiringo de libros las librerías). Y dura más de dos semanas, no un solo, caótico y frenético día. Ah, y cierran durante el mediodía y la primera mitad de la tarde todas las casetas y chiringuitos.

 

Me gustó, mucho más que el penoso (cada año más) día de St. Jordi en Barcelona, desde el punto de vista del visitante (y/o de un comprador de libros) y desde el punto de vista del editor.

 

Centrándome en el punto de vista del editor, creo que la posibilidad de poder poner una caseta en la feria es crucial en estos tiempos. No solo por los beneficios económicos de la venta directa, sino principalmente por la posibilidad de reivindicar su trabajo y visibilizarse. De estar en contacto real con sus clientes finales, los lectores. Siempre es el autor quien tiene contacto con sus lectores/admiradores, pero el editor se ve desposeído de ese contacto, cuando es el más importante que puede tener. El trabajo de un editor no es escribir  ni vender, sino transformar lo ya escrito en algo que otro pueda vender mejor. En estos tiempos en que los grandes y nuevos agentes del sector del libro desposeen (o quieren desposeer) al editor hasta de su misma condición, esa cercanía es crucial y necesaria.

 

Por poner un ejemplo, yo buscaba un par de libros editados por Anagrama, que no encontré en ninguna de las mesas del Día del libro en Barcelona, ni en librerías. Fue en esta Feria de Madrid que hablando con uno de los que me atendieron en su caseta tuve la información que necesitaba. Pero también Anagrama se fue sabiendo que, al menos un descerebrado, esos libros tenían demanda, e igual ante la decisión de si reimprimir o no, teniendo el contacto con los lectores, se lo pueden pensar. Es cierto que todos los editores tienen un teléfono o una dirección de correo electrónico donde poder consultar, pero ya saben que para mí el contacto directo no tiene, por ahora, ningún rival.

 

Dicho esto, es evidente que hay cosas que tienen que cambiar, mi humilde opinión coincide con muchas de las cosas que se han dicho ya. Para mí no tiene ningún sentido cerrar durante el mediodía de viernes a domingo, así como no tiene ningún sentido abrir durante la mañana entre semana. Creo que se puede aprovechar para cerrar más tarde por la noche y poder hacer actividades donde todas las edades se sientan acogidos y tentados a comprar y leer libros. Y hay que reflexionar también sobre el veto a las librerías on-line. Por último me dispongo a desmontar un mito que los medios de comunicación repiten estos días: no hay igualdad alguna en las medidas de las casetas, los grandes grupos (editoriales y libreros) tienen montones de casetas que juntas hacen un escaparate enorme, y los pequeños tienen que compartir módulos individuales.

 

Feria del libro de Madrid, hasta el año que viene.